Joe Galatro trajo un nuevo amigo. Un joven alemán mejor conocido por su capacidad instrospectiva en las cuitas ajenas. Y altamente fino en una poesía cargada de significados y de sentimiento. Como debe ser la poesía alemana.
Lo trajo casi obligado, dado su tímido temple de poeta decimonónico. Pero lo que Joe se propone, lo cumple sin engaño. Yo siempre le he dicho que abra una agencia de autos usados en el norte. Tendría su futuro asegurado, según lo demuestran innumerables films. De allí a una exitosa carrera política es solo un pequeño salto para un hombre como Joe. Y un enorme retroceso para la humanidad.
Le acompañan también, in artículo mortis, el querido Miguel, escribiendo en su lecho de muerte, y el inigualable Guillermo, reviviendo la experiencia del lecho final de una hoguera que se apaga. Ambos sombrías obras son de un enorme estremecimiento poético e incomparable belleza.
No sé cómo estos genios encontraron en la muerte, en el canto a la muerte, el supremo arte de vivir. Que el lector lo averigüe.
Joe Galatro se ha enseriado. Sus experimentos de traición o traducción así lo desean demostrar. Promete, igualmente, regresar con nuevos amigos, de esta banda de bardos y narradores que apenas empieza su vida en el delito de ir contra la estupidez humana.
Le acompañan también, in artículo mortis, el querido Miguel, escribiendo en su lecho de muerte, y el inigualable Guillermo, reviviendo la experiencia del lecho final de una hoguera que se apaga. Ambos sombrías obras son de un enorme estremecimiento poético e incomparable belleza.
No sé cómo estos genios encontraron en la muerte, en el canto a la muerte, el supremo arte de vivir. Que el lector lo averigüe.
Joe Galatro se ha enseriado. Sus experimentos de traición o traducción así lo desean demostrar. Promete, igualmente, regresar con nuevos amigos, de esta banda de bardos y narradores que apenas empieza su vida en el delito de ir contra la estupidez humana.
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