jueves, 22 de mayo de 2008

Otro Experimento, ahora sobre el Soneto 73

William Shakespeare (Bard)

& Joe Galatro (Introduction and textual translator)

Continuamos nuestra serie experimental de traducción de sonetos, con un texto que, según algunos críticos, es el más importante de los sonetos vivos de Shakespere.


Esperemos que esta intervención desmedida no desdiga de su finura poética, por lo que siempre remitiremos al lector a su versión original.


Basta con escuchar la sonoridad que presenta para darse cuenta que estamos ante un prodigio de la palabra escrita. Ante un ente que perdurará absolutamente vivo durante muchos siglos, a pesar de su referencia al universal tema de la muerte.


SONNET 73 (original version)


That time of the year thou mayst in me behold
When yellow leaves, or none, or few, do hang
Bare ruin'd choirs, where late the sweet birds sang.
In me thou seest the twilight of such day
As after sunset fadeth in the west,
Which by and by
black nigh doth take away,
Death second self, that seals up all in rest.
In me thou see'st the glowing of such fire
That on the ashes of his youth
doth lie,
As the death-bed whereon it must expire
Consumed with
that which it was nourish'd by.
This thou perceivest, which makes thy love more strong,
To love that well which thou must leave ere long.



Traducción textual



Ese tiempo del año

cuando hojas amarillas, o ninguna, o pocas, cuelgan

de esas ramas que tiemblan contra el frío, puedes en mí contemplar

desnudos coros arruinados donde recientemente cantaban los dulces pájaros:

en mí ves el crepúsculo del día

que tras el ocaso se va apagando en el poniente,

el cual poco a poco la negra noche se lleva,

ayudante yo de la muerte que todo lo sella en el descanso:

en mí ves la lumbre del fuego

que sobre las cenizas de su juventud reposa

como el lecho de muerte sobre el que debe expirar,

consumido por lo que lo nutrió:

esto percibes, lo que te hace el amor más fuerte

para amar bien lo que has de dejar en breve.


Versión de Joe Galatro


Contempla en mí ese tiempo del año

donde cuelgan hojas amarillas, ninguna, o pocas,

de las ramas arbóreas que tiemblan con el frío,

en desnudas ruinas de coros donde ha poco trinaban pájaros:


Mira en mí el crepúsculo del día

que tras el ocaso se va apagando en el poniente,

y al cual la negra noche lentamente se lleva,

trocándome en la sombra de la muerte que conduce todo al descanso:


En mí ves la lumbre del fuego

reposando sobre las cenizas de su juventud,

lecho postrero sobre el cual debe expirar,

consumido por lo que lo alimentó:


Esto percibes, y hace tu amor más fuerte

para amar bien lo que en breve has de dejar.

Edición de Ramón García González

Mira en mí, sólo aquella, mal época del año,
cuando hojas amarillas, ya pocas o ninguna,
de las ramas, aún cuelgan, tiritando de frío,
en el ruinoso coro, donde cantaron aves.

Mira en mí, solamente, el ocaso del día,
como tras el crepúsculo se esfuma en occidente,
poco a poco, robado, por la trágica noche,
gemela de la muerte y todo su reposo.

En mí, ves el rescoldo de aquel divino fuego,
que sobre las cenizas de su juventud yace,
como el lecho de muerte, en que debe expirar,
consumido por todo lo que fue su alimento.

Esto ves, con lo cual, hace a tu amor más fuerte,
para amar bien aquello, que pronto dejarás.

Fuente:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12048731998085961865624/p0000004.htm

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